make, make, make...


Well. No he puesto ni mis luces en el blog por... ¿tres semanas? Perdi la cuenta, joder. Es que estas semanas fueron muy... okey, fueron extremas.

Decidí, por fin, salir de mi letargo y aplicar examen para el
CCC (Centro de Capacitación Cinematográfica, vulcanos...). ¿Por qué? Por la misma razón que hago la mayoría de idioteces y fortunas en mi vida: puro impulso y necedad. Ni siquiera sé si lo deseo en realidad, si estoy preparado para volver a encerrarme en aulas, bibliotecas y demás sandeces académicas, o si tengo la suficiente fuerza para tirarme de cabeza a un rio sin saber nadar. Pero voy a hacerlo. Porque soy adicto a llevar la contra, porque me encanta maltratarme (¿ahora entienden mi afición al masoquismo weird?), y porque es un capricho tan grande, un ansia famélica por llenar mis días de algo que valga la pena, que prefiero arriesgarme estupidamente contra 500, 600 pibes mucho mas talentosos que yo, a gimotear y refunfuñar en mi comoda negación por no haberlo intentado.

Honestamente, ya no estoy seguro de nada ni de nadie. Si me conoces bien, sabrás que soy lo bastante arrogante y necio para nunca repensar de mis objetivos, mis capacidades, mis defectos y lo que soy capaz de hacer para conseguir lo que quiero. Nunca había dudado de mi futuro, trazado con exactitud genética, amén de mi ateísmo cojonudo que me impide pensar en un algo insufrible y omnipotente guiando mi existencia... Okey. Nunca había claudicado en mis intentos por destrozar lo que se pusiera enfrente con tal de hacer mi película, mi novela, mi fotografía, mi texto. Y ahora mismo, ahora, me doy cuenta que con este blog no hice otra cosa sino rendirme y autosabotearme, ejercitando mi vena creativa con tristes intentos de visión progresista. Convertí este blog en mi
waiting room (como diría esa maravillosa canción de Emma Dean), y sigo tumbado en una sillita de plastico esperando que regresen las energías que tuve y ya no van a regresar.

Estas semanas sirvieron para tomarme un respiro de mi mismo. Solo puedo decir que mi archiconocida frase
“las cosas que no me enorgullezco, pero tampoco me arrepiento” y experimenté cosas que ni Irving Welsh hubiera concebido. Y créanlo, para un vato aferrado a su elaborado puritanismo geek ajeno al tequila, el crack, el jooging, y demás memeces de tipico adolescente mamón, esto si es grave. No sé si fue el fondo de mi espiral de autodestrucción, si fue el fondo de mis galimatias, o simplemente me colapsé bajo el peso de tanta miseria autoimpuesta, y necesitaba extraviarme en mi lado mas vulgar y mundano para tener una bocanada de aire fresco.

Después de esos días... incómodos, por así decirlo, creo que por fin pude hacerme con un cierto balance. Tuve que revaluar mis opciones, bastante limitadas, neto. Si me conoces, sabras que incluso consideré estudiar psicología forense, solo para consolarme con el hecho de que hay personas infatigablemente mas trastornadas que yo... y que no lo dejan en proyecto, sino que putean a puño limpio. Busqué trabajo, y por supuesto, mis grandes aptitudes como hostess, barista, vendedor de computo y scort me echaron los planes abajo. Tuve que perder la voz por culpa de otra puñetera infección de garganta para comprender que, por ínfimas que sean mis habilidades artísticas, no puedo dejarlas en el desván. Tuve que cruzarme con varias personas que, sin querer, revolucionaron muchas perspectivas que aún no terminaban de madurarme. No sé cuantas noches pasé con la mirada fija en la lampara del cielorraso, cabreado conmigo mismo, con el resto de la humanidad, con mis sueños tontos y con todas las cosas que se escurrieron entre mis manos. Crisisdeidentidad la cargó linda conmigo, y me agotó sangre, sudor y lagrimas en algo tan simple como reflexiones de almohada.

Finalmente, decidí aplicar para el
CCC. Sigo sin saber que tan catastrófico será si vuelvo a fracasar, las cosas de las que soy capaz si tengo que afrontar otra madriza emocional. Pero si algo he aprendido de este repulsivo y vacío año sin pies ni cabeza, es a buscar alternativas para el sufrimiento. Ya no busco el lado bueno a las tragedias miniatura que son como pequeños terremotos dentro de mi: ahora reemplazo la tristeza con enojo, furia, diversión, vicio, lo que sea. Excepto negación. Hace unos meses, intenté negar lo inevitable, y si me conoces, sabrás que hice la peor mejor decisión de mi vida. Probablemente no aprendí nada de esos tiempos chick-flick donde no quise ver mas allá de lo que mi felicidad permitia empañarse; no aprendí a diferenciar entre cariño y necesidad. Pero si descubrí lo que significa la negación. Y puedo decirles que cualquier cosa, cualquiera, incluso la muerte, es mejor que la negación. Tal vez suene demasiado enfermo y destructivo, y seguramente lo es, pero cambiaría todo el dolor y desprecio que he sentido a lo largo de mi vida por cientos de noches borracho, sangrante y mal cogido por un par de curiosos desconocidos en una calle sucia por Viaducto.

Pero no quiero pensar en lo malo. Ni quiero pensar en el fracaso, en el fiasco, en el terror a 12 meses adicionales de caminatas eternas por Reforma a ritmo de Phoenix. Tampoco quiero pensar con ese optimismo mierdero que suele embriagar a los que, justamente, viven con una sobredosis de egoismo implícito. Para mi no aplica el
“todo va a salir bien”. Si alguien está en el hospital, nunca me escuchará decir “vas a estar bien”. Me escucharas un “no soy médico, no puedo decir que saldrás vivo de cirugía, pero haz que valga la pena todo esto”. Por eso, druguitos, soy el peor consuelo para los enfermos. Créanlo, vivir en el hiperrealismo a veces jode mucho.

Quiero pensar en que ahora tengo un objetivo. Perdí todo, absolutamente todo lo que creía y deseaba y me hacía respirar, y por fin empiezo a formar una nueva expectativa. Aslan sabe si es la correcta, o la inadecuada, o si saldré vivo de esto. No me importa tanto pasar el mentado examen como hacerlo. Claro que cuando lo tenga sobre mi enseñando los dientes, voy a pelear y matar con tal de hacerlo mierda y superarlo. Solo por llevar la contra. Vivir es una mierda, pero pierde todo sentido y estructura cuando no tienes algo en que creer. Bendita sea mi desesperación que ya tengo ese
algo.

Ahora solo sé que quiero estudiar Cine, y punto. Ya no necesito nada mas. Quiero intentarlo otra vez. Quiero recuperar mis energías. Quiero volver a exigirme mas de lo que puedo dar. Quiero escapar, y correr, y desatarme de mi mismo. Quiero ser ese Yess ansioso, hiperactivo y desafiante que solía ser. Que mis impulsos me arrastren otra vez. Make, make, make my mind up.


(arriba) One Would, de Cole Rise.
(escuchando) Waiting Room, de Emma Dean.

2 comentarios:

Eduardo dijo...

Debo confesar que me es doloroso leer tu post en esta ocasión.

Las últimas semanas me he sentido de la misma manera con simétrica exactitud.

Planear tu futuro de una manera tan específica que el menor contratiempo lo desmorone no es la mejor idea. Recuerdo cuando podía decir orgullosamente al mundo que iba a ser Director de Cine sin importar sus burlas porque estaba seguro de mis capacidades y de mis objetivos y nada mas importaba. Al igual que tu, anhelo poder retomar esa energía y seguridad para poder construir un proyecto de la nada porque el simple de hecho de tener una idea era motor suficiente para hacerlo! cuando no importaba si nadie te creía, o las cosas se complicaban, porque tu entusiasmo era suficiente. Aquellos días en que las cosas eran más fáciles que solo hablar...

En este momento que me siento una mierda, tal vez para mi no aplique, pero yo si creo que un "Todo va a salir bien" dicho con esperanza y sinceridad, puede ayudar de la forma que menos te imaginas. Simplemente la canción del final, me hizo sonreír pensando en que probablemente adoptar esa actitud sea una solución... aún no se.

Saludotes! y pues ya nos estaremos viendo por el CCC! Ya el tiempo nos dirá que hacer.

Crowley dijo...

Estimado Yess,
agárrate fuerte a esa esperanza y no la sueltes, aunque algunas veces queme como el fuego. Verás como al final encuentras tu camino y consigues lo que deseas (en gran parte al menos). Estudia cine, habla de cine y escribe sobre cine, que nosotros disfrutaremos de tus textos (yo, personalmente, disfruté mucho de tus comentarios en mi estudio sobre Haneke).
Un saludo

Publicar un comentario