cosas al azar.

(1) La lluvia es un fastidio. Sólo se ve linda en postales. ¿De verdad hay quienes les encanta mojarse y soltar cristalinas carcajadas mientras se pescan una pulmonía y chapotean entre bazofia?

(2) Todos le tienen un horror enfermizo e indecible a "el payaso Eso" (y que horrible suena cuando lo dicen así), pero nadie leyó las 1,500 páginas de la novela de Stephen King (y si, esto me quita el sueño.)

(3) Quedarte despierto toda la madrugada mirando como llega el amanecer, escuchando pop suavecito es de esos placeres sencillos que no salen en los comerciales de B-Life.

(4) Acabo de notar que Evil, de Interpol, hace referencias a Rosemary's Baby, del maese Roman Polanski.

(5) Sin sonar ególatra o pretencioso, la verdad es que soy un excelente partido. De esos a los que nadie les hace grupos en feisbuc.

(6) Con todo y que detesto la desesperanza y angustia de haber nacido en el Cuarto Mundo, lo único que agradezco es haberme criado en un idioma tan hermoso y copado como el castellano.

(7) Sep, te extraño. Te extraño muchísimo. Los silencios ya no saben igual. Nunca sabrán igual, carajo.

(8) Matar insectos me da remordimiento. Eso de ser el dios de mi imperfecta creación poblada de pérfidos bichitos que no temen de mi omnipresencia no rifa.

(9) Estoy en la alcoba de mi ya-muy-lejano-ex. Fuimos BFF, hicimos nuiestra banda de electrodadá, salimos tres semanas, cortamos, bebimos, nos odiamos. Según yo él es un desperdicio de oxígeno vital en el planeta, un neto desecho que se tardó en ser eliminado. Y él piensa lo mismo de mi. Y de todos modos, estamos en la misma habitacion hablando de las cosas de siempre. Creo que algunos son mejores que otros en saber donde dejar de lastimarse.

(10) Me cambié del café al té muy voluntariamente. A nadie podía importarle menos lo de mi arritmia supraventricular que a mi, y ahora sólo me falta una Mrs. Dalloway para ser un elegante idiota.

(11) Ya superé la etapa de escritor adolescente atascado de adjetivos y mierdas rimbombantes. Finalmente lo que escribo empieza a gustarme de verdad.

(12) Ahora mismo suena My Immortal, de Evanescence. Es una cursilería, es casi ofensiva. Pero es la primera canción que me hizo llorar. Inevitablemente la conecto con mi primer beso y todas esas fanfarrías de pubertos. Y por asociación de ideas, me acuerdo de ti, bastarda. Y de ti, querido heteroflexible saco de mierda de mi alma.

(13) Últimamente mi Crisisdeidentidad se parece mucho a una novela de Chuck Palahniuk. Ojalá fuese Snuff, para follarme a un@s seiscient@s candidat@s y que nadie me mire feo por eso. O mínimo a Haunted, para tener algo que contarle a mis nietos.

(14) No vi la segunda temporada de Glee, y no me siento mal por eso.

(15) Definitivamente, seré rubio. Sacaré mi lado mas cosmopolita y alfredoplacioesco y me haré rubio. He dicho. Llámese complejo de inferioridad narcicista. Llámese puta vanidad.

(16) Me cuesta trabajo dejar de pensar en mis amigos. Tal vez no estoy hecho para tenerlos.

(17) A veces me sorprendo con mi propia voz. Semanas y semanas de entrenamiento vocal y operístico rindieron unos pocos y magullados frutos.

(18) Mi novela se llamará Los intrusos, y ya sé a quién estará dedicada.

(19) Si hay un coloso sin sentido y aburrido en la plancha de zócalo, según yo eso ya no es una explanada, sino una plaza. ¿O estoy mal? Si, también eso me quita el sueño.

(20) Hoy estoy de buenas. Mi playlist está rebosante de baladitas cursis de top-ten. Casi no me quejo, y me siento charming. Definitivamente necesito pastillitas mágicas. Clap your hands, you motherfuckers.

(21) Hay un niñito de cuatro años en el depa de enfrente cantando I Love Rock n' Roll de Joan Jett (1) a grito pelado. Con todo y su guitarra del Guitar Hero y la melena floja. No sé que pensar.


(2)


(1) Okey, The Blackhearts. O Joan Jett and The Blackhearts.
Pero, la neta, Joan Jett es la polla y y corazón de la banda.
Los demás puro adorno. Como la O'Riordan
y The Cranberries. Como Thom Yorke y Radiohead.


(2)
Me importa un pepino: ódienme.
Láncenme cabezas de cerdo por la chimenea.
La canción me flipa, y el video es glo-ri-ooo-so.

i love New York.



(Tengo tres libros en la bolsa que me muero por leer. So, hoy no me explayaré con relleno y trivialidades que a nadie (mucho menos a mi) le interesan.)

No pasé al CCC. No pasé a la UAM. Oficialmente me he sentido el Desempleado Promedio y el Fracaso Abismal mas perfecto de mi generación. Tuve un colapso nervioso. Me empastillé felizmente escuchando a la Velvet Underground durante largos días. Las cosas que creí que me harían felices, las personas que supuse podía querer, se me hicieron pedazos muy pequeños. Empiezo a creerme que en verdad terminare sólo, sin esa conexión sentimental simple y casual que me late tener, y moriré en un charco de menudencias devorado por un perro pastor alemán.

Conseguí trabajo en una librería. Cabe señalar: uno de mis sueños, además del nobel de economía y ser la primera persona no brasileña en viajar en el tiempo, es trabajar en una librería. Mi jefa fue la versión femenina de Lotso, pero con falda plisada. Me pagarían $2,000 pavos al mes, siete días a la semana, con treinta insulsos minutos para comer. Empecé el lunes, me robé dos libros de Joyce, y renuncié el martes. Perseguí un delicioso trabajo como diseñador web. Cabe señalar: uno de mis sueños, además de follarme a Jared Leto en una hamaca en Ibiza, es trabajar como diseñador gráfico. Una semana de tensión y gritos y grandes esperanzas terminó el quince de septiembre, con un "¡GRACIAS, sigue participando!" en el mail. Puntos extras como el Desempleado Promedio mas logrado de la posguerra. Me empastillé, me la casqué escuchando My Bloody Valentine. Empiezo a creer que terminaré en una fosa común después de ahogarme con uno de esos asquerosos nesteas en el cubículo de un anodino edificio de una mega corporación sin ilusiones o humanidad. Como el Paul Giamatti de Storytelling, pero con cabello mas bonito.

Lo único que me detiene a cortarme las venas con mis queridas tijeras en zig-zag es el pánico a terminar en as estadísticas de vacuos adolescentillos que se cuelgan de la regadera porque su novia, su osito de peluche o Robert Pattinson le ponen el cuerno con su primo chulesco. Tal vez yo sea poca cosa, pero definitivamente tengo mejores motivos para matarme que un primo chulesco y pasión de bling-blings.

La otra cosa es mi novela. No mi odisea irónica/apocalíptica en stand by, sino un cuentico que dejé macerando durante un par de años, y un mal día, cuando decidí terminarlo de una puta vez, se convirtió en mi nuevo little eartquake. Es una delicada e íntima historia sobre niños asexuales, psicópatas con hoyuelos, síndrome de Estocolmo y la alienación infantil. Y la amo, joder. Amo la redefinición de mi estilo pomposo y atascado. Amo que mi protagonista sea un pequeño hijo de perra sin identidad, extraviado. Amo que sea tan yo, sin ser Yess a la octava potencia. Empiezo a creer que esta mona historia de crímenes puede ser lo que siempre quise crear.

Finalmente: me voy a New York. Así, tal cual. Antes de febrero estaré caminando por la Quinta Avenida a ritmo de Alanis Morrisette, comprando sábanas jodidamente caras en Ikea, bebiendo tequila azul en copas altas en los bares del SoHo, rodando desnudo afuera del Studio 54. Voy a hacer la vida que hasta ahora todos me prometen pero no ha llegado. Voy a inventarme esa puñetera oportunidad que todos me adjudican a mí, a mi talento, al Mejor Fuckin Artista de Todos los Tiempos, al Misty Wilmot del bicentenario. Léase que estoy harto de ver cómo me sonríen, me elogian, y se niegan a decirme cuando empezaré a vivir de verdad.

Por tanto, huyo a New York. Como soñé desde niño. Como en las películas. Como en las canciones. Soy el Karl Rossmann de Chilangolandia. La April Wheeler de la desencantada zona metropolitana. Soy mi propia Miranda Priestly. Soy un pequeño y güero Houdini en ascuas. Y a quien vuelva a sacar eso de mi inconmensurable, fantástico, indecible, imposible, magnánimo talento que no me ha llevado a ninguna parte, le saco los ojos y hago que se los trague con gasolina.

Empiezo a creer que mi talento, mi único talento es escapar. Presto.

(1)

(1) Mi canción de la semana. Le voy a hacer un cover shoegaze, he dicho.
(arriba) Walk in New York, de Gabriela Sołowiej.