post # 53.

Hoy... no sé que postear hoy.

Tal vez una lista de los greatest hits de los 90s con la palabra “estiércol” empleada como adjetivo, tal vez mis numerosas dudas existenciales en torno a los números de Lost o las fotos de Bob escondidas en la caja secreta de Patricio Estrella. Tal vez les cuente mis sueños recientes poblados de furcias, violines, vochitos, gordas cabronas y satanes de bolsillo. Tal vez finalmente me suelte esa retahíla/pendejada en la cual he de descifrar el porque de mi pretendida asexualidad y los móviles que me arrastran a comerme las servilletas de los restaurantes en la Narvarte. Tal vez recuerde alguna conversación lúdica y genial, de esas que me guardo en el fondo de mi corazón para mis reducidos más bienamados lectores, aun cuando sea yo una bazofia de opinólogo, como diría Alex.

Tal vez les cuente el drama que armó Miranda cuando me vio llegar con Susan, cosa que terminó en un pinche berrinche con el cual me auto-expulsé de la clase después de que el mismo me echara, yéndome con la promesa de no volver y nunca soportar a ese enorme cerdo con manos magica, actitud infantil y pendeja y nula vibra erotica. Tal vez les cuente mi sentir sobre el terremoto en Chile, sobre los terremotos en medio Oriente, sobre el iceberg de 78 kilómetros sobre el cual James Cameron ya esta hincando los dientes. Pero una discusión filológica sobre el porqué de la malvada madre naturaleza derivaria en una discusión sobre los pezones de Sheldon Cooper y la ansiedad cronica que ha destrozado mis dedos. Tal vez les cuente mis peripecias para conseguir un trabajo; quizas porque yo no me trago el mileurismo o las tonterias de jóvenes emprendedores, pero a menos que cambie de sexo y me haga un doctorado en doce carreras distintas y me folle a medio barrio no creo conseguir nada en unos años.

Tal vez les cuente mi creciente adicción al twitter; lo mucho que odio amar los soundtracks de films de acción ochenteros con sintetizadores chafas y el
“wuuuu-wiiii-tuuuu” patentado y puteado; la creciente necesidad de ver a Muse en vivo; el enorme grano en el culo que significó ver The Lovely Bones, cuyo único gran merito esa esa criatura llamada Saoirse Ronan y Susan Sarandon borracha; esa vanidad reventada que ahora me engancha al espejo por un par de horas, buscando todas las combinaciones posibles que acerquen mi cabello al de un Aladdin Sane o Bill Kaulitz. O tal vez posteé una canción ad hoc con esa nostalgia que se me instaló al darme cuenta de que estoy soltero, quizas mas que antes... y en realidad me valdría madres de no ser porque los prospectos mas cercanos rayan en lo ilegal, lo caricaturesco y lo politicamente correcto.

Pero... como no sé que postear hoy, mejor no postearé nada... ¡Ah, ya sé! Un ejemplar mal chiste.

Tipo 1 esta en el piso 15 de un edificio, mira por el balcón hacia abajo, gritando con las manos en la cabeza: “¡¡se hizo mierda el del 504!! ¡¡se hizo mierda el del 504!!”
Llega
Tipo 2 a su lado, y pregunta: “¿donde? ¿donde?”
Tipo 1 se asusta y cae al vacío.
Tipo 2 mira hacia abajo, gritando con las manos en la cabeza: “¡¡Se hizo mierda el del 505!! ¡¡Se hizo mierda el del 505!!”

¡Bang!

1 comentarios:

Publicar un comentario