bust a move!


Para que miento, he tenido una flojera inmensa. Todos saben que odio las rutinas, y bloggear es... cotidiano. Ademas, aprendizdesamsa salió como una especie de ejercicio autoimpuesto, para recuperar el ritmo de escritura, aprender sobre la constancia y comprender los móviles que han convertido a mi frágil existir en una vil casa de putas. No, en serio. Por eso abrí el blog, y porque estaba muy aburrido de escribir la mar de formal en mi otro blog (que en paz descansa).

También debe importar la chinga que me metí haciendo ejercicio como loco el viernes. Dispuesto a compensar meses de no trotar ni un solo metro y cuyo única dedicación a mi físico son los tecleos de la compu y los arqueos del violín, me levanté a las 10, desayuné algo ligero, y me tumbé en la terraza a hacer abdominales y bicicleta cual poseso. Hice demás monerías antes de caer rendido al borde de la inconsciencia. Y es que parece mala idea intentar pasar de snorlax a Rambo en una sola tarde. Ahora, me duele hasta el orto y la pituitaria, no puedo dormir boca abajo (como siempre he hecho), y me arden los brazos. Todo esto puedo atribuirlo a que mi lado gay (el mismo que me pone a bailotear en el metrobus a ritmo de
Undisclosed Desires y que siente una incomoda fijación por el cabello rubio otaku) esta muy despierto, cosa que sucedió después de...

ver todos los capítulos de
Glee. Debería sentirme avergonzado: yo, religioso amante de los musicales (remítanse a mi declaración de amor chorrada), pasé por alto una serie de televisión, musical, escrita por Ryan Murphy, protagonizada por la Wendla de Spring Awakening, depositada en una preparatoria gringa atascada de clichés adolescentes. Como traída por Santa Claus.


Glee es, basicamente, la historia de Will Schuester, un profesor de español en una de tantas prepas como abundan en los USA, que un mal día decide recuperar las viejas glorias del coro de la escuela, un glee club. Con la desaprobación de sus compañeros y su rancia esposa, la indiferencia del director y el odio de una entrenadora cabrona, Will se hace de un grupo de perfectos desadaptados con voces de mausoleo, y poco a poco, algunos de los populares del colegio se unen, solo para descubrir que el coro es mucho mas de lo que esperaban.

Creo que esas 13 horas de humor negro, cachondeos meloso y broadway son mi record de sonrisas ever.
Glee te hace recordar las cosas simples y maravillosas, los sueños deliciosos que nos obligamos a destrozar, la alegría de ser lo que somos y lo que queremos. Glee te hace sentir, en ratos, que la vida merece ser vivida, que aquello de vivir cada minuto al máximo es muy cierto, que basta con tener un desafio para enfrentarte a todos y todo solo por ser feliz. Las moralejas de Glee a ritmo de Kelly Clarkson y Bon Jovi pueden no ser concretas, pero a mi me han bastado para recuperar el entusiasmo por las cosas que adoro, y reafirmar mi tesis de que, si la vida es una mierda, tú puedes buscar el lado genial y gozarlo, echando la cala bajo el tapete.

(Okey, no puedo escribir mas. Debo alimentar a mi pichón. Se llama Kurt y es la leche.)

arriba: cortesía de Marco. Esto y su "eyacular sobre estampitas" no tienen madre.

2 comentarios:

Alex dijo...

"eyacular sobre estampitas"... O.o

Es lo último en tecnologia?

meli dijo...

Osea que ahora q te vea te veras como concursante de fisicoculturismo ?? jajaja buena tu referencia de glee ahora me tomare el tiempo d ver un cap completo awwww

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