las niñas no saben volar.


1. No sé como hace Miranda para transitar de una charla amistosa, amena y complice a chingarte la madre con lengua viperina. Dicen que es bipolar... ¿va, y yo que soy? ¿un indefinido acidamente adorable? Lo mas odioso de todo es que, tratándose de sus alumnitos de ocho o nueve años, se convierte en el Hada Madrina, en Barney o cualquier lagarto amanerado. Nunca puedo ocultar mi cara WTF? cuando coge esa vocecita cantarina y aleccionadora, cual Miyagi de segunda, y les deletrea con paciencia tibetana las notas musicales. Acto seguido, les dice a los niños que me torturen para que me largue a un psiquiatra (sic).

No me gustan nada los niños, pero tampoco evito sonrisas ilusorias y maternales al verlos jugar, correr y embarrarse. Adoro su infinita capacidad de sorprenderse, su admiración por los detalles inutiles y su imaginación... Pero antes que nada, son personas. E igual que puedes enchufar con algunas que no vienen al caso, las hay quienes podrías matarlas sin remordimiento. En mi larga lista negra
Samarita Morgan va casi a la cabeza.

Es una de las nuevas chiquillas, morena y flacucha, y me odia por mi dicción de la palabra “escotadura”... y por no ser divertido. Vaya, yo que creí ser
la octava reencarnación de Andy Kaufman, mocosa. Let it be. Seguro si yo tuviera nueve años, me sacaria la lengua o me escondería los plumones o me aplastaria el frutsi o me robaría mis tenis con lucecitas... Pero tengo 19, mientras que la pequeña gremlin viste como furcia y no sabe el significado de "menstruación". ¡Ja!

Fuera de eso, hoy cumplió mi sueño violinístico/húmedo: tocar
Face The Wall, de Emilie Autumn. Estaba en su momento de tito bacana (o un wey chido, pues), dijo que era fácil, y bastante bueno. ¡Joder! Para sacarle un cumplido a Miranda sobre mis gustos esta cabrón. Para cerrar, dijo que podía enseñármelo... con la eterna promesa de “a mi ritmo, en dos semanas lo tienes, chavo”. ¿Como lo hace, fuck?



2. Vi Bug, de William Friedkin; si, el mismo caballero que por treinta años nos ha obligado a hacernos caca con esa belleza llamada The Exorcist. En esta, cambió las niñas obscenas, los sacerdotes sementales y la infame sopa de chicharo por lesbianas indecisas, esquizofrenia, insectos chupasangre y Ashley Judd. Si, la Judd como una desolada camarera que, tras conocer (si, cogen) a un veterano prófugo llamado Peter, cae en su… espiral de autodestrucción, convencidos de que Peter es parte de un experimento del ejercito; mutilaciones y pizza incluidas.

Chance y me sacó un post completo. Porque Bug se lo merece, ya no por ser una de las cinco películas que me han troceado la medula de terror. Sino que, como pocas, es un insuperable relato sobre la locura y la fuerza de la mente, de los sueños rotos y la paranoia insensible. Los que crean que Russell Crowe en esa bazofia moralina de A Wonderful Mind esta genial, deben ver a Michael Shannon en Bug: es el loco mas loco y perfecto jamas visto ante una camara, y la Judd... lo mismo, pero con el bonus de ser chica. Y todos desde Hamlet hasta Warhol, sabemos que las mujeres locas sin rimel son la tentación de cada parroquia...

¿Querés el post completo? ¿Si? Dah, ya lo estoy haciendo.



(1) For the Lace Ball, de Cecil Beaton.
(2) Brían O'Byrne y Michael Shannon en Bug.

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