los viajeros de la noche.

Acabo de ver Near Dark, de Kathryn Bigelow, tronchada ex de James Cameron adicta a la testosterona. La mujer sabe lo que hace, y en este ochentero film se apunta un road-trip de vampiros que, restando el ñoño principio, el esnobísimo final, y al gilipollas Andres Pasdar, es una interesante revisión al cine vampírico.

Caleb es un guapo vaquerillo de Oklahoma, que cae en los encantos de Mae, misteriosa y porcelanica doncella aterrada por el amanecer y los caballos. Tras el incipiente cachondeo, Caleb pide un beso a la chica, y recibe una feroz y aprovechada mordida en el cuello. Esa es mujer (sic). Eventualmente, es secuestrado por la panda de amigos de Mae, un variopinto clan de chupasangres inmortales que han convertido el ansia de supervivencia en un goce sádico al que Caleb debe entrar en siete noches si quiere seguir vivo.


Bill Paxton es el vampiro mas guay de semejante quilombo, un motherfucker cruento, psicopata y sanguinario, cual alter-ego dark de Alex DeLarge. Jenny Wright aporta miradas y tetas, un goce en cada toma donde se aparece. Lance Henriksen la tiene fácil como el viejo sabio y enigmático, pero no deja de ser impactante. Andres Pasdar... bueno, es Andres Pasdar, y no deje de creer que era Jake Gyllenhaal en Brokeback Mountain gore.

Compensando las lagunas del guión, la edición excesiva, y un soundtrack francamente asqueroso, sobresale la seguridad con que Bigelow afronta su historia; en un mundo donde las mujeres cineastas son contadas, ella se impone como la única y mejor directora de acción posible. Mas alla de las exigencias de la industria, Bigelow se da tiempo para contar un amor imposible a la vieja usanza, reinventando el pendejo lirismo romántico de atardeceres y florecitas (
véase esa gloriosa toma con Caleb alimentándose de Mae a la contraluz de una refinería), y cogiendo los suficientes elementos del western para crear un film intensamente americano y personal.


Como dije antes, lo destacado del metraje comienza a los 15 minutos: tras la terrible presentación que obligaría a cualquiera a echarla a la mierda, el film deposita su fuerza en la atmosfera oscura y pesada, en la veloz conversión de Caleb a un monstruo que no puede llegar a serlo, en las cacerías nocturnas del clan filmadas con una maestria apabullante. La escena del bar, con todo para ser tipica pelea de cantina, es sublime y trepidante, apeas unos diálogos genialmente esbozados por Paxton, y el constante, sempiterno juego de indiferencia y sadismo que quizas podría haberse superado con un poco mas de psique.

Pero el juego se sostiene casi plenamente en Bigelow y sus tomas correctas, sus guiños correctos, sus vueltas de tuerca correctas, y no lo deja car hasta los últimos 15 minutos: insulsos, bobalicones y condescendientes minutos en que pretende cerrar el viaje de autodescubrimiento de Caleb con pésimos resultados, convirtiéndolo en un héroe inútil, con caminata heroica tras explosión incluida. No conforme, transforma a su reparto en una panda de idiotas sin proposito, y el valor gótico ganado durante la hora previo se deshace tan pronto como un hielo al sol. Peor aun, con todo para firmar un final apoteósico a lo
Terminator, Kathryn se va por el camino fácil, con una insufrible toma final en la que, inevitable, los buenos triunfan sobre los malos, y el amor triunfa sobre toda la pop y adversidad y matanza desenfrenada del rato pasado.


No tanto, digamos, al nivel de la potentísima The Hunger (¿Deneuve?, ¿Bowie?, ¿Bauhaus?), pero en cualquier forma Near Dark es una brillante, gozosa y tenebrosa adición al mito. Mas que necesaria en estos tiempos donde los “vampiros” son jotos, guapos, inflamables, asoleados y gentiles. La Meyer debería aprenderle algo a Bigelow: la oscuridad, querida, debe ser grande y despiadada.


1 comentarios:

Crowley dijo...

Un film realmente notable de esta directora, de la que salvaría "Le llaman Bodhi", "Días extraños" y "The HurtLocker".
Saludos y me encanta este comentario que hay antes de (valga la redundancia) dejar el comentario. Muy bueno

Publicar un comentario