dead is the new alive...! (o Emilie Autumn en Mèxico.)

(Un poco tarde... Un mucho tarde, honestamente, pero mejor eso que nunca. Dejé mi reseñica de este concierto acumulando polvo porque A) me dejé la cámara digital y todas las fotos consecuentes en casa de Janis, especificamente entre su cama y el vermout mierdoso que no me bebí, y B) mi garganta se jodió, por ende gripa, por ende antibióticos, por ende un cansancio del que sólo se encuentra en los ancianos que gustan de mojar las camas ajenas...

Anyway, mejor tarde que nunca. Gozad, y dejen comments, tantos como siempre.
)


No voy a soltar otra diatriba sobre las razones por las que Emilie Autumn es la cosa mas grande desde Yizus, o porque Tori Amos y Trent Reznor están mas arriba en mi top-ranking de mesías. La cosa es que amo su obra, su victorindustrial es exactamente la música que siempre quise y nunca pude escuchar, y si algún día llego a ser la tercera parte de brillante y logrado que ella, moriré feliz.

Si alguien se toma la molestia de seguir con fervor casi masturbatorio las entradas de este H. blog, sabrá que el año pasado Emilie Autumn Autumn pasó por el DF en un concierto que yo descubrí una semana después. Obviamente, tocó lo que los clasicistas llaman dies irae, y yo llamo DOLOR EN EL CULO. Que mi violinista favorita pase con toda la banda y su friquez a media hora de distancia, en una feliz semana sin supervisión y con mucha plata... eso es DOLOR EN EL CULO.

El punto es que debe haber un dios, porque un año después, mas exactamente en noviembre 19, estoy plantado afuera del Circo Volador con Janis (algo así como la versión femenina de mi, pero mas mona y digna de ser querida), asándome a fuego lento con un sandwich que suda queso como si le pagasen, muy presto para, ahora si, entrar al concierto de la señorita Autumn que llevo esperando unos tres años de mi vida. Hágase notar que no me merecía estar allí, puesto que no había pagado por ello... Pero ya que estaba gracias a mi desahogada y fancy amigui, que el mundo me la coma.



(figura 1.1: Janis, mirando al infinito antes de cruzar la singularidad...)

Salimos al mediodía de su casa, sencillamente porque tardé una hora en encontrar un Oxxo en tan sofisticada colonia. (¿La gente rica nunca compra un puto burrito? ¿O están aprovisionados para un ataque zombie? ¿O de verdad yo soy muy idiota?). Después de encontrarnos con Robert Paulson en el metro y un Sujeto con Actitud Pachuco-Reloaded en el vagón, nos encontramos con la típica multitud de grupos y fans de hueso colorado que esperas encontrar en algo así. Un agradecimiento a los buenos tianguistas que nos proveyeron buena actitud y mi playerica para restregar en la cara de los muggles del pueblo. El sueter verde menta de Janis y mis pantalones robados de la Merced sencillamente no flipaban.


(fig. 1.2: Janis a la Alice Glass, y yo... pues siendo yo.)

Ya que empecé a quejarme, prosigo: ¿ocho fucking horas de espera? ¡Ni las viejitas para pellizcarle el culo al Papa soportan eso! Después de las primeras dos, ya tenía ganas de clavarme un tenedor. Después de las seis, en algún puesto pusieron a Diablo Swing Orchestra, y disfruté chillando con mi aún digna voz Vodka Inferno. Después de las ocho, por fin pudimos pasar, no sin antes un cutre cateo en el que podría haber metido un musulmán kamikaze y nadie lo habría notado. Donde escondió Janis mi cámara para documentar tan preciado evento es algo que prefiero que se lleve a la tumba.


(fig. 1.3: multitud a las 20:15, soportando estoicamente el soundtrack de Alice in Wonderland. Bendito sea, no el remake tumefacto de esa puta llamada Tim Burton.)



(fig. 1.4: misma multitud, pero del otro lado. Dah.)

Mientras Janis dormía (en serio: dormía.) yo aproveché para preparar mi pobre y agorafóbica cabeza para aguantar la horda groupie-darkie-piochera que llenaba el Circo Volador poco a poco. Y genial, estuvimos en la tercera fila, y tal vez mordí a alguien en el intento, pero hasta el final del concierto estuvimos en el mismo sitio.


(fig. 1.5: Janis, durmiendo. En segundo plano, mis Converse
que no son Converse pero son monísimos.
)

También aproveché para hacer un montón de foticos del escenario...


¡Y mejor aún!


El techo del escenario.

Mientras la batería de la cámara agonizaba a una velocidad inversa a la de mi jubilo (porque ahora la multitud era oficialmente una orgía), los técnicos del Circo se empeñaban en terminar de arreglar props y utilería. Y me pregunto: ¿no tuvieron toda la maldita tarde para hacerlo? Y me pregunto: ¿la orgía estaba tan cansada como yo para ponerse a corear mentadas a los pobres y sudorosos individuos que luchaban contra su grasa corporal y la gravedad para terminar antes del choutaim?


(fig. 1.5: multitud, pidiendo sangre. Quién sea el tipo chaca que gritaba “¡vergas, me hago viejo!”, le deseo una muerte horrenda a tus seres amados.)

A las 21:00 mas o menos, sin telonero, sin hacerla de jamón (jaja, de jamón), finalmente hicieron algo interesante con las luces. Comencé a moshear y rugir sin motivo alguno. A mi alrededor me veían feo, pero igual y seguía mosheando. Mi actitud recién comprada en talla mediana me protegía de todo mal.


(fig. 1.6... a la mierda con esto.)


Comienza Best Safety Lies in Fear, y entra Magott a escena:



Now, Veronica:



Conttesa, pista cuatro...:


...comienza 4 o' Clock, y Emilie hace la dramatic entrance mas dramatic que he visto en mi puta vida:







Para ese momento, el mosh era reemplazado por un orgasmo. Imagínate a Noel Gallagher en un concierto de The Beatles, o chupando la momificada polla de John Lennon: exactamente eso sentía mientras la buena y ratonil Autumn susurraba “whose is the voice ringing in my head?”. Honestamente, 4 o'Clock no era una de mis favoritas, pero esta vez la hizo tan... teatral, tan mayestática, que ahora no me la saco de la cabeza o el orto.


(Con esta foto, simplemente me mojo.)



(La máscara fue lo mas puñeteramente coral.
Culpo a Emilie de mis altas expectativas en cuanto a cutrez sofisticada.
)



(La cola de ratón me produce ideas mórbidas e indecentes. Really.)




...comienza Opheliac, y entonces si, no me pude controlar. No creo que haya intro mas intensa para una canción mas psych. Sólo faltó un clavicordio real para hacerlo apoteósico.




“...You know the lies i tell / when you’ve gone through hell / and i say 'i can’t stay'.”

Para este momento, ya estaba afónico. Los mugrientos restos de mis cuerdas vocales seguían mosheando felizmente, sin embargo.



...comienza The Art of Suicide. Personalmente, me parece una lírica extraordinaria con una música muy desaprovechada. Pero hasta no escucharla en vivo y con el performance de las Crumpets, no has vivido.


“Life is not like Gloomy Sunday.” Sniff.

Después de un breve spoken word orwelliano que no termino de captar si es una broma...


...comienza I Want my Innocence Back. Unos días después, suplicaría exactamente lo mismo con una sexual ironía intra-cunnilingus. O sea, mientras follaba. You know.


“I will break your bones / you think I’m bluffing, just try me!”
Harry Potter le hace los mandados. Ademas, no es sexy.



En ese momento, mi cámara se puso en drama queen, y a quejarse por su escasa bateria. Yo también comencé a maldecir y a preguntarme que puta ave se cagó en mis antepasados, mientras Contessa presentaba a las crumpets. Y soy honesto: hasta no verlas en el concierto, me eran tan indiferentes como el aparato urinario de los dragones de Komodo.


...comienza Liar, y me cabreo porque la Autumn tiene un violín eléctrico tan jodidamente lindo como un comercial de Huggies.


Y si, tocaba con pista de fondo, o sease un cuasi-playback... ¡Pero, coño, es un violín!


“I want to mix our blood / and put it in the ground / so you can never leave!”

Si la chica mona con peinado insólito que estaba frente a mi lee esto: si, nena, tengo una voz muy, muy aguda. Y muy, muy sonora. Si me estabas coqueteando o me echabas mal de ojo, se especifica, carajo.


...aquí llega El Momento. Emilie corea: “Are you suffering? Are you suffering? ARE YOU SUFFERING?”. En un imprevisto silencio, grito: “I'M SUFFERING!”. Emilie me mira, hace un amago de sonrisa, y sigue aporreando el violín. Y yo me mojo.




Cabe mencionar que había un vivaracho mozalbete en el público a quién pretendía acosar hasta su casa porque llevaba un violín barroco encima. Pero me pregunto: ¿qué cojones pretendía hacer con un violín en un auditorio atascado de frikis? ¿Aventárselo a la Autumn? ¿Romperle el cráneo o una teta? No capto.

...comienza Dominant. Veronica, pista tres. Okey, si, fue largo, pero no siempre las lesbianas con liguero te hacen un acto de cabaret de la posguerra.


Prosigue el Momento Machete number one (ignatos que no sepan de que hablo, clic acá).


Contessa se pone religiosa. Magott escupe brandy al público. Cuando alguien te escupe brandy y en vez de atacarlo con un sacacorchos te induces un orgasmo, sabes que eres muy, muy freak.


...comienza God Help Me, con Emilie al clavicordio. Porque, si, me encanta como suena clavicordio. Y no, Miranda, clavecín suena gay.


“And if I had a dollar for every time i repented the sin / and commit the same crime / i'd be sitting on top of the world today...” Momento Machete Number Two.



Momento Machete number three. “Dios mio, Veronica, you're a very nasty girl.” Apremiaba que un yucateco saltase al fondo del teatro y gritara “¡bomba!”.


...comienza Unlaced, con Veronica al clavicordio. Creo que era el único cuyo extasis llegaba con los instrumentales. Y también el único hombre macho varón que cantaba todas las canciones. Hay algo mal en mi.


Momento Machete number four: The Rat Game. Veronica le hace morros a una guapa chica del público. Ahora sé que debí nacer mujer. Con una vagina y una carrera en relaciones internacionales, me hago dueño de Omnilife y le meto mano a una bloody crumpet. Chance y el mismo día.






...comienza 306. Veronica se pone a la Cirque du Soleil, Emilie se queda vestida y alborotada, y mi camara expira. Pero lo hace a la Dr. House, así que regresa a la vida después de lo mas padre para anunciar que no es lupus. O sea, que ya sólo pude hacer fotos cuando le daba su gana. (En serio, soy demasiado freak. Voy a empezar a leer a Paulo Coelho.)


Después de clamar la Asylum Army Song, Emilie se pone definitively rocker. Comienza Dead is the New Alive con el remix de Dope Stars Inc. Al parecer, a los freaks y darkies nos gustan las cosas brillantes...


“So say goodbye or say forever / choose your fate / how else can we survive?”

Ahora me salto otro spoken word sobrante, y otro interludio a la Monthy Python, porque comienza el momento mas feliz de mi vida. Actually, nunca he sido feliz, pero cuando la Autumn regresa a escena, afinando sus cuerdas, sin chistes y excentricidades...


...comienza Face the Wall.


Escuchar una pieza que hizo cambiar tantas basuras en mi vida, la que me puso un violín correcto en las manos, la que no puedo morirme sin tocar una sola vez, la que me sacó el último chillido y las mejores lágrimas de mi vida... Eso es felicidad.

Garganta seca y corazón contento, y la cámara oficialmente muerta, ya podía irme tranquilo a tocarme el higo repitiendo mentalmente “¡holy crap, escuché Face the Wall en vivo! ¿Qué me hace falta? ¿Una esposa?”. Evidentemente, no fue así, y como no me quedan fotos, disfruten de Freddie Mercury a lo wayward girl...


Tan rápido como vino, se fue. Echando pestes y dulcecicos que todos peleábamos como ancianas en la micro por robar. Mención aparte sacarnos a patadas del Circo con Always Look on the Bright Side of Life, de esa mafufada indescriptible que es Life of Brian.

Salimos a la noche fría y tormentosa, y sigo en tal estado de introspección y singularidad que no me percato de gastar quinientos pesos en mercancia, de la cual la mitad está en mi baño, y no para lectura. Y la otra mitad es una edición de lujo de Opheliac y un poster levantapasiones.

¿Como llegamos a casa de Janis? Tampoco lo recuerdo. Sólo que vimos Mulán con mayestática enajenación, y después una dosis de uno de esos canales para bebes con mensajes subliminales para enseñarles a matar coreanos o algo así. THE END. Ya pasaron mas de diez días, y por culpa del valium y las pajas con películas de Godard mi memoria ya no es lo que era, pero puedo decir que fue otra de esas noches asquerosamente geniales que compensan años de miseria. Si tuviera una así cada mes, mi lista de enemigos se iría a ceros. ¿Y qué si estuve agonizando una semana por mi garganta hecha popis? ¿Y qué si perdí un zapato y la decencia? ¿Y qué si me quemaron con un cigarro en mi estimado cuero cabelludo? Son estas noches las que te hacen dar gracias aunque no sabes porque.

Now, a esperar otro álbum, otra gira, otro conciertico, y otro Face the Wall. ¡Otro Face the Wall, coño! Ahora, respiren. Que yo no puedo hacerlo.

Au revoir, Shoshannos.
(and by the way, your poetry sucks.)

2 comentarios:

N. dijo...

Permíteme corregirte: no es Veronica la que se pone a lo Cirque du Soleil,sino Contessa. Un leve traspié neuronal en la redacción, por lo demás, disfruté mucho leer tu crónica, me gusta tu estilo.

N. dijo...

Ah, y sé que no sirve de nada atormentarte pero... debiste ir al primero, si este concierto te pareció orgásmico, creo que con el anterior te hubieras muerto.

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