"fuck off or die"

Mi maestro de violín es un hijodeputa, el damnass mas grande de la historia moderna. Adolf Hitler, Walt Disney, David Lee Roth y ahora el. Le llamo Miranda porque: a) uno de mis amigos se llama Marco, y b) Meryl Streep se queda corta con sus divertidas ocurrencias, entre las cuales destacan mandarme a recados y después cabrearse por hacerlos muy rápido (WTF?), culparme de perder dos Stradivarius y un ensayo con orquesta estando a kilómetros de distancia con el poder de mi mente (WTF?), y cargarme la pureza de su novia solo por ser “extraño” (WTF?). Un estuche de monerías, lo dicho.

Hace tres meses, eramos treinta mozalbetes en su aula. Después de un largo proceso de selección que nada le pide al Big Brother, quedamos tres chicas y un chico (o la mitad de uno) a sus siniestras ordenes. Todos los quejicas, depresivos y damas faltas de personalidad quedaron eliminados, con el orgullo herido y su sonrisa guasonesca grabada a fuego (Daniel le demandara por maltrato psicológico: te llaman, Laura Bozzo). Los únicos capaces de soportarlo (o en todo caso, cambiar las madrizas por pajas) tenemos el prospecto de un raro concierto de Vivaldi por delante, eso si el bueno de Miranda no considera que somos demasiado latinos para tocar una santísima cuerda.


Yess: “¿en serio...? ¿y la siguiente como se llama? ¿Mundet?” (¡chuletazo!)
Elena: “jajajaja... y también se bebe en navidad...”
Yess: “eso es sidra, tarada.”
Elena: “jajajaja... estoy muy confundida...”
Yess: “jurámelo por la virgen ¬¬”

Minutos después, la adorable jovencita habló cara a cara con una botella de Pepsi (“¡hola, señor refresco! ¡usted me ha tentado!”), ante la mirada estupefacta de una dependiente que no se decidia si reír, llorar o patearme los cojones.

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